Por LORETTA POLGROSSI.En nuestra memoria “CÓSMICA” o “LEJANA”, está almacenado el conocimiento del poder del sonido, pero solo recordamos una parte de ese poder.
El sonido del viento en las cumbres, del movimiento en la quietud, y la fuerza del silencio, nos permiten oír los latidos del corazón y de nuestro aliento.
La calma contemplativa nos consiente oír lo imperceptible que está en nuestra vida. Cuando escuchamos, no con los oídos, sino con el espíritu, percibimos el sonido del tiempo y del espacio, el sonido de los elementos, y, nos fundimos con el “TODO”, entramos en la pureza suprema, entramos en lo “SAGRADO”.
La antigua magia decía: “TODA ENTIDAD VIVIENTE, EN CADA NIVEL, POSEE UNA NOTA CLAVE O SONIDO PERSONAL”. Conocer esta nota significa tener el poder de “SANAR”, (unificar en su totalidad) o destruir, (fragmentar la entidad.
Existe una nota para cada estructura molecular de la materia, conocerla nos permitiría reducir una gravedad especifica, desintegrar y recomponer a voluntad.
Sobreponiendo un patrón genético sano a un patrón enfermo, y, actuando con la nota vibracional correcta, podría producirse la sanación física y energética.
“MEMORIA LEJANA DEL PASADO”. o “TALVEZ DEL FUTURO”... recuerdo ancestral inquietante, que, al igual que la nueva “Física de la luz,” la “Física del sonido”, tiene que ser rescatada e investigada, con la mente abierta, y sin poner limites a sus maravillosas posibilidades.
Por ahora nos quedamos con el poder transformador del sonido de los cuencos, que son como el TAO, mágicos, alegres, profundos y naturales.
lunes, 19 de enero de 2009
¿QUIÉNES SOMOS?
La finalidad del grupo de sonido, es la divulgación del gran poder sanador del sonido de los cuencos, que a través de los “uppertones”, alcanzan tonos superiores que “trabajan” de forma subliminal, modificando de inmediato nuestro estado de conciencia, elevándonos hasta llegar a percibir la vibración primordial del universo.
A través de los conciertos, Loretta Polgrossi con su “SONIDO SANADOR” contribuye a crear un profundo estado de bienestar, relajación y paz que brota de cada una de las células del cuerpo, convirtiéndose en una auténtica terapia de sonido vibracional sobre los cuerpos físicos, sutiles y espirituales. La expansión de la onda sónica mejora, no solo al ser humano, sino a todo lo que lo rodea, a nuestro entorno y al planeta tierra.